Llegada al pueblo por una estrecha y atractiva carretera
Un vecino nos indica el inicio del sendero que está perfectamente señalizado incluso por las calles del pueblo.
Típicas calles
moriscas, iniciamos la subida, en un alto preciosa vista, gran tajo amenazante
encima del pueblo en el que sobresale la iglesia y una torre con reloj.
Cómoda vereda entre
cultivos y llegada al inicio de la rambla.
A medida que nos
internamos en ella, la continua sorpresa hace que se nos abra cada vez más la
boca.
¿Esto es Sierra
Nevada o el Cañón del Colorado?
Formas caprichosas en
los cortados de arcilla, cauce que se abre y se encajona alternativamente.
Dejamos la rambla y
subimos por una loma que nos muestra numerosos pueblos del valle del río
Andarax primero y del río Nacimiento después.
En un punto, justo
debajo de nosotros, Alboloduy: ¡Estamos en lo alto del tajo que vimos esta
mañana!
Nos acercamos a una pequeña ermita antes de llegar al pueblo, después, en el bar nos recomiendan la visita a un pueblo vecino, Terque, y allí sus museos
Museo de la uva de embarque y museo etnográfico, vale la pena visitarlos.
Para comer, de vuelta
paramos en Abla, pueblo de origen romano, el restaurante Posá El Tío Peroles,
nos asombra con su comida de diseño, como es tiempo de setas, degustamos un
exquisito menú micológico aunque justo al entrar nos topamos con una paella de
infarto.
Antonio, el dueño,
nos dice que hay bastantes empresarios turísticos de Sierra Nevada que
colaboran con el parque en su conservación, nos dice que ese proyecto se llama
Carta Europea de Turismo Sostenible. Interesante.
No me esperaba una
experiencia tan singular, tan cerca, en Sierra Nevada y en un solo día.